Desde 2009 Bárbara trabaja en una finca agropecuaria de Santa Vitoria do Palmar, ciudad fronteriza con Uruguay, en el sector de encomiendas y compra de piezas. Anteriormente lo hacía en la zafra del arroz, en los silos de secado. Hace tareas que en el medio rural habitualmente son reservadas a los hombres. “Son prejuicios y yo soy la prueba viviente de que no tiene por qué ser así”, dijo a La Rel.
