Las revueltas en curso en América Latina tienen la enorme virtud de desnudar aspectos del régimen de dominación que en la grisura de la vida cotidiana pasan desapercibidas y son normalizadas, incluso por sus víctimas.

Las revueltas en curso en América Latina tienen la enorme virtud de desnudar aspectos del régimen de dominación que en la grisura de la vida cotidiana pasan desapercibidas y son normalizadas, incluso por sus víctimas.
Las revueltas de octubre en América Latina tienen causas comunes pero se expresan de formas diferentes. Responden a los problemas sociales y económicos que genera el extractivismo o acumulación por despojo, la suma de monocultivos, minería a cielo abierto, mega-obras de infraestructura y especulación inmobiliaria urbana.
Los grandes virajes estratégicos, esos que influyen a lo largo de décadas, se producen siempre abajo, a través de la irrupción de los sectores populares en el escenario político, que transforman al modificar las relaciones entre clases, grupos sociales, géneros y generaciones.
Ecuador ha sido sacudido por multitudinarias manifestaciones indígenas y de otros movimientos sociales y sindicales. El gobierno de Lenín Moreno ha venido creando las condiciones para instalar un proyecto neoliberal hasta formalizar la propuesta y el acuerdo con el FMI.
La violencia estatal contra la población negra y pobre en Brasil sigue un patrón, no es ni casual ni coyuntural, sino permanente y sistémica. Pero ahora el gobierno de Jair Bolsonaro milita abiertamente a favor de los uniformados, defiende la dictadura militar y niega que hayan existido torturas y crímenes.
Si en algún lugar de este continente se debe dudar acerca de la existencia de una democracia es en México.
A 139 años de la fundación, por un grupo de obreros y un médico de la Federación Socialista Madrileña (FSM), los socialistas españoles se encuentran nuevamente ante un cruce de caminos.
Director del Departamento de Antropología Social de la Facultad de Humanidades de Montevideo, Guigou alerta en esta entrevista sobre la importancia de lo que está sucediendo en Brasil. “Se viene la noche”, dice, y enmarca el proceso que se vive en el gigante sudamericano en uno más global. También apunta a la izquierda y a sus “aparatos ideológicos” y a las prácticas de los progresismos gobernantes.
Las izquierdas ya no se reconocen como tales y la derecha clásica pierde espacio ante la extrema derecha racista, xenófoba, machista.
Unos le echan la culpa al imperialismo que quiere derribar a Daniel Ortega y Rosario Murillo del poder.