Las principales víctimas de la explotación salarial

Audelia Molina, una migrante mexicana, ganaba 10 centavos por cada prenda que recortaba en un taller de Los Ángeles, la capital de la confección de prendas de vestir de Estados Unidos. Su sueldo era tan bajo que empezó a trabajar 11 horas diarias para aumentar su producción. Cuando pidió un aumento, su supervisor se lo negó, por lo que en julio de 2017 ella renunció y acudió a un abogado laboral para que la ayudase a radicar una demanda por salarios impagos ante la Comisión del Trabajo de California.

Sin escape

Bayer intentó aplicar una política de reducción de daños para sus propias arcas promoviendo un acuerdo que limitara a 2.000 millones de dólares las indemnizaciones que debería pagar a las víctimas de sus productos a base de glifosato que intentaran demandarla en el futuro. Un juez lo declaró ilegal.

Se salieron con la suya

Era la última oportunidad para las víctimas civiles vietnamitas del agente naranja, el veneno fumigado por Estados Unidos durante la guerra de Vietnam responsable de la muerte y graves enfermedades de centenares de miles de personas. Un juez francés había admitido que el caso se examinara en su país, pero finalmente no habrá justicia.

Hija de una tierra envenenada

A sus casi 79 años Tran To Nga dice estar librando “la” batalla de su vida: intentar que 14 transnacionales paguen por su responsabilidad en el uso durante la guerra de Vietnam del “agente naranja”, que a ella y a millones de sus compatriotas les destruyó el cuerpo y la existencia. El juicio que les inició en 2014 en Francia entró
en su etapa final.